Como el perro y el gato

Existe una frase que dice: “como el perro y el gato” , que hace alusión de que ambos animales se llevan mal y su convivencia resulta si no más casi imposible. Me gustaría escribir este “artículo” para todas aquellas personas que lo creen así o lo han pensado alguna vez. Como propietaria de perros y gatos, que han llegado al hogar a “destiempo” y no se han criado juntos, y así mismo adoptados, de adultos. Me gustaría no solo desmentir esta idea, si no dar algunos consejos para una buena convivencia entre perros y gatos, bajo mi propia experiencia.

Primero que nada tenemos que valorar a los animales que tenemos en casa, si son perros que estos no tengan ningún problema grave, si lo tuviera esto no quiere decir que entonces te tengas que olvidar de la convivencia, si no que tendrás que ir con más cuidado y si es necesario pedir ayuda a un profesional.

Un punto felino a un hogar 100% perruno: Siempre he tenido perros, y Tito es el 2º gato que tengo en mi vida, lo adoptamos de la protectora el jardinet dels gats. Me considero una persona muy verde en esto del mundo del gato, pero si que “entiendo de perros” y eso me daba la ventaja de ayudar a mis perros a aceptar y a aprender a convivir con un felino en casa, mi sistema de educación es en positivo, con lo cual, no hay problema! es un sistema que se basa en el respeto y la lógica, y por muy poco que sepa de gatos, el respeto debe ser igual para todos ¿ no ? .

La llegada del pequeño gato negro: Una cosa que he aprendido en esto de la convivencia de perros y gatos es, que todos deben tener su espacio, y respetarse “sus momentos”. En mi caso tengo dos perros considerablemente mucho más grandes que un gato, un labrador y un border collie, con lo que tenía que buscar un lugar para Tito donde los perros no entraran y aprendieran a respetar , un lugar donde Tito podia ir cuando quisiera sin ser molestado. Una ves todo estaba listo, llega el momento de las presentaciones. Al ser dos perros, vamos por partes, primero uno y luego otro, no es cuestión de agobiar.

Dejando al gato en su transportin, lugar en el cual se sentía seguro y cómodo empezamos por el más tranquilo de los dos perros Golfo, un labrador de 7 años y 35 kilos de peso. Dejamos que se olisqueen a través del transportin y se observen, lanzamos trocitos de frankfurt alrededor del transportin, asociar que el gato es igual a algo bueno ( frankfurt ) es muy importante, las primeras impresiones cuentan y mucho! sobre todo para animales que tenemos el pensamiento que convivan juntos. Pasado unos minutos nos llevamos a Golfo y dejamos que entre Free a la sala, a ver al nuevo inquilino, Free es una border collie de 2 años que nunca antes había convivido con gatos, ella será nuestro “reto “.

Al entrar en la sala y ver al Tito en el transportin, Free corre mostrando su curiosidad, y se muestra efusiva, desviamos su atención con frankfurt, no podemos permitir que crea que el gato es igual a estres y exitación queremos conseguir lo contrario, tranquilidad. Como vemos que sigue insistente a ir demasiado efusiva, nos la llevamos, no queremos estrés para ninguno, así que lo volveremos a intentar más tarde con más tranquilidad…

Ese mismo día Golfo y Tito ya están sueltos por diferentes zonas de la casa sin problemas, bajo nuestra supervisión y seguimos creando asociaciones positivas, el estar juntos de manera tranquila y calmada significa premio para ambos.Con Free fué un proceso más lento, exposiciones cortas varias veces al día, seguimos trabajando las asociaciones positivas y la tranquilidad en presencia el uno del otro. Es importante prevenir las situaciones, no dejar que se acerquen si no están preparados para evitar que se hagan daño.

Tenerlos controlados en todo momento y que tengan la oportunidad de olisquear las cosas del otro, su lugar de dormir…que se vean a través de un cristal, que se huelan por debajo de la puerta….Y sobre todo muy importante que todo lo que ocurra en presencia del gato y del perro sea bueno y positivo para ambos, ya sea una golosina, o una caricia, nada de gritos o nervios, tenemos que trasmitir seguridad y tranquilidad, pero no autoridad, si el gato o el perro en algún momento no está cómodo y se quiere marchar, dejarlo marchar no los obliguemos, cada uno tiene su ritmo de adaptación y hay que respetarlo.

Cuando ya están tranquilos el uno al lado del otro y se acercan de manera correcta, despacio y con tranquilidad, están preparados para convivir de manera segura. Sigue siendo importante no permitir juegos bruscos o demasiado excitantes por la diferencia física que existe entre los perros y el gato, estos pueden hacerle daño jugando, pero poco a poco aprenderán a “medir las fuerzas” con su nuevo compañero de piso. Y el gato a marcharse a su “lugar seguro” cuando cree que lo necesita, lugar que hemos enseñado a los perros a respetar, y a no molestar cuando el gato está en “su santuario” .

Enseñar a convivir de manera equilibrada, respetuosa y tranquila es muy importante para nuestra vida diaria, no solo por su propia seguridad y bienestar si no también por la nuestra, una casa en donde reina la armonía y el respeto entre todos los integrantes es muy agradable y es una gran calidad de vida.

Hoy Golfo, Free y Tito conviven en perfecta armonía, duermen juntos, beben del mismo bebedero, comparten juegos y espacios. Somos una gran familia y eso se refleja en la complicidad que tienen los tres y el que no se ven como “perros y gato” si no como individuos de una misma unidad familiar.

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